martes, 16 de noviembre de 2010

martes, 9 de noviembre de 2010

JESÚS, UN REY DIFERENTE

• Un Rey que no busca grandezas sino que se abajó, que se hizo uno como nosotros.
• Un Rey que no nació ni vivió en un palacio sino que nació en un establo y vivió en la pobreza.
• Un Rey que no estaba rodeado de personas con mucho dinero, ni tenía siervos ni esclavos a su cargo… sino un Rey que se rodeó de la gente más pobre y despreciada de la sociedad de su momento: ciegos, cojos, paralíticos, pecadores…
• Un Rey que pasó haciendo el bien sin buscar nada para Él sino todo para los demás.
• Un Rey que murió en una cruz, la muerte más cruel. No tuvo corona como cualquier rey sino que su corona fue una corona de espinas en el momento de su muerte en cruz. Él reinó desde la cruz.
• Pero, un Rey que resucitó y al que queremos mucho. Él nos ama infinitamente

Jesucristo nuestro Tesoro


Yo necesito un tesoro que me aliente,
que me vivifique, que me rescate del misterioso cautiverio que sufro, que me libre de todas mis necesidades, que acalle mis suspiros, que me penetre de luz inextinguible, que apague mi sed insaciable, que me inunde, como un océano, de vida, de hermosura y de dulzura inmortal.
        ¿Dónde existe ese tesoro?
Ese tesoro de valor infinito, único que puede satisfacer todas las aspiraciones y ansias de mi corazón y de todos los corazones que, como el mío, se sienten hambrientos y sedientos de soberana luz y de inalterable contento, no lo produce la tierra. ESE TESORO ES JESUCRISTO.